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Noche del Viérnes 8 de Agosto'08 - El Ataque de los Zorros


Esa noche, tal y como describo en el relato y video de la página anterior, me metí en el saco para pasar la que iba a ser mi última noche a la intemperie... en medio del bosque.

Lo que sucedió una vez logré coger el sueño, lo describo a continuación:

- La noche era fría por lo que me oculté completamente en el interior del saco sin dejar en el exterior ninguna parte de mi cuerpo. Todo transcurrió tranquilo hasta más o menos las 01.20h de la noche. Estaba oscuro porque no había luna y los árboles tapaban la poca luz proveniente del firmamento.

Lo que sucedió fue que de repente me desperté sobresaltado ya que noté como sobre mis pies había un animal no muy grande andando por encima. Imaginando que se trataba de algún pequeño animalillo, pataleé para quitármelo de encima y que me dejara continuar con mi descanso, pero al animalillo, pareció que mi reacción no le entusiasmó lo más mínimo ya que una vez lo desplacé de donde me subió, el puñetero animal me pegó un mordisco que alcanzó mi pie a través del saco.

En ese momento me puse histérico y empecé a pegar gritos como loco puesto que el animal no me soltaba el pie y tiraba con fuerza. Yo le llamaba de todo menos guapo al animal tratando de gritar lo más posible con la esperanza de que se asustara y me soltara y que saliera huyendo, pero nada más lejos de la realidad.

Cuando después de patalear durante unos segundos que se me hicieron interminables... el animal me soltó y me pude sentar. Traté de pensar en la situación y decidir qué hacer, pero inmediatamente sentí las fauces de un segundo animal que se me echó al brazo derecho dándome otro mordisco. Por suerte, este segundo animal soltó casi de inmediato mi brazo y eso le valió para librarse del puñetazo que le lancé. Cuando huía pude ver que se trataba de un zorro. Por tanto... ESTABA SIENDO ATACADO POR ZORROS..... ¡¡QUÉ MIEDO!!

Pensé que me iban a comer si no me movía o me iba de allí, por lo que en lo primero que pensé fué en ponerme las zapatillas que tenía junto a mí para evitar que pudieran lastimarme los pies. Fui plenamente consciente de que si me mordían los pies me sería complicado escapar de ellos y eso fue lo que hice mientras que trataba de contar cuántos eran los zorros que me estaban atacando. Continué gritando e insultándoles pese a que estaba completamente cagado de miedo. Para mi suerte, tuve la cabeza suficientemente fría y reaccioné de forma adecuada ante dicha situación.

Una vez que tuve las zapatillas puestas, recogí las cosas que tenía más a mano, es decir, mi saco y el pareo, que en ese momento pensé que podrían serme útiles en caso de que me trataran de morder para poder evitar sus mordiscos de alguna manera; la botella de litro de agua que estaba prácticamente llena y que usaba para intentar pegar a los malditos zorros aunque sin éxito; una lata de conservas que pensaba usar como arma arrojadiza; y las gafas que tenía guardadas en la funda. La bici con las alforjas se quedaron donde estaban... ya que allí, lo único que corría peligro era mi vida.

Una vez cargué con esas cosas seguí dando botellazos al aire tratando de alcanzar a los animales pero sin conseguirlo y trepé hasta la carretera puesto que en el punto en que me encontraba a duras penas lograba ver la silueta de los zorros. Por ello, una vez en la carretera podría defenderme en mejores condiciones puesto que podría verles acercarse a mí.

Puesto que me encontraba a varios kilómetros del ser humano más próximo, decidí que lo mejor que podía hacer era ir hacia la civilización. Por esto, me enrollé el saco en el brazo izquierdo y tomé la botella con la mano derecha para prepararme ante el esperado ataque de los zorros.

Yo continuaba increpando a los animalillos y cuando intuía que se me acercaban, corría hacia ellos tratando de hacer el máximo ruido posible con los clavos de las zapatillas (puesto que eran las de la MTB). Así fué como inicié el descenso hacia la civilización, andando por el centro de la carretera y escoltado por más de un zorro que querían comerme. Éstos, a veces me adelantaban, otras me seguían por detrás y otras caminaban a mi par a través de la vegetación. Cuando veía que se me acercaban algo más de la cuenta, pegaba una carrera en su dirección haciendo todo el ruido que podía con los pies y gritándoles nuevamente.

Esta situación se alargó durante casi 45 minutos aunque al cabo de los primeros 20, y una vez pasado el susto inicial, comencé a tranquilizarme un poco aunque seguía muy pendiente de todos sus movimientos. Lo que me tranquilizó fue el descubrir que se trataba únicamente de una pareja de zorros y que con el paso del tiempo no se unían invitados a la fiesta.

Pasados esos momentos de mayor tensión... fui haciéndome a la idea de que esa no iba a ser mi última noche. Lo único que tenía que hacer era continuar caminando hasta llegar a un pueblo que sabía que estaría a unos 15 kms. Pero era mejor andar durante toda la noche que dejarme comer por unos animales en pleno bosque.

Como he indicado antes, una vez transcurridos unos 45 minutos los zorros se dieron por vencidos y dejaron de seguirme. Yo continué alejándome puesto que el lugar no me parecía suficientemente seguro como para quedarme a pasar el resto de la noche aún lejos de otros seres humanos.

Tras continuar andando durante media hora más aproximadamente descubrí en un cruce de caminos, lo que podría ser una casa que tenía una verja alrededor. Dí unos golpes a la puerta metáliza y al no haber escuchar ningún ruido proveniente de la casa decidí saltar la puerta y pasar la noche en el interior de la propiedad. Me recosté junto a una de las puertas de la vivienda y traté de relajar el pulso que pese al tiempo transcurrido desde que los zorros me despertaran en medio de la noche, yo seguía con mis pulsaciones aceleradas. Traté de cerrar los ojos y dormir pero me costó mucho conciliar el sueño.

A las 6.45h me desperté y salté de nuevo la puerta para regresar en busca de mis pertencencias. Llegué hasta ellas a las 8.40h tras desandar todo el camino recorrido durante la noche. A mi llegada hasta la bici grabé el siguiente video:


3 comentarios :

Anónimo dijo...

Ay amigüito... Para eso sirve la tienda de campaña. Nosotros hemos recibido alguna noche la visita nocturna de un zorrillo o un jabalí con la única consecuencia de una zapatilla mordisqueada o una bolsa de basura despanzurriada, pero sin consecuencias para como las tuyas (¡¡qué putada!!) ;)

Un saludo

Anónimo dijo...

jajaja!!! a quien se le ocurre esconderse en medio del bosque!!!!
Por lo menos estás aquí para contarlo y hacernos pasar un buen rato. jejejeje

Saludos y ya contarás qué te pasa en tu próxima aventura si te atreves!!

Anónimo dijo...

m.d.p: yo creo q para la siguiente vez, mejor ir en el focus de tu padre. y que en la laguna negra está prohibido acampar.ja, ja, ja. bsss

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